lunes, 20 de octubre de 2008

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El arte de los ruidos de Russolo aspiraba a combinar el ruido de los tranvías, las explosiones de los motores, los trenes y las multitudes vociferantes.

Los sistemas de grabación sonora eran aún muy estancos y el proceso de registro complejo y específico. Por otro lado existía una larga tradición de la instrumentación para producir “música”.

Russolo decide construir instrumentos especiales que al girar una manivela producían esos efectos. Cajas de madera rectangulares, de unos noventa centímetro de altura con amplificadores en forma de embudo, contenían varios motores que hacían una “familia de ruidos”.

El Times de Londres reseñó el primer concierto de Russolo: Misteriosos instrumentos en forma de embudo recordaban los sonidos oídos en la jarcia de u buque a vapor del canal durante un mal cruce, y quizá fue imprudencia de los músicos -¿o deberíamos decir de los “hacedores de ruidos”?- seguir adelante con la segunda pieza después de los patéticos gritos de “no mas” que recibieron desde todos los rincones alborotados del auditorio.

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